En Venezuela se está
conformando un nuevo sistema de salud. Constituye uno de los segmentos
socio-económicos de mayor incidencia social por su valor cuantitativo en el
índice de desarrollo humano. Sin duda es el resultado de las ingentes
inversiones públicas desde 2002-2003, aunque la génesis de esta nueva “salud”
en Venezuela se encuentra en los primeros años del proceso político
nacionalista conocido popularmente como “revolución bolivariana”.
Este nuevo mapa de salud
se apoya en la Misión Barrio Adentro, uno de los programas sociales de mayor
trascendencia en la reciente historia nacional, si es medido por sus efectos
territoriales en salubridad masiva. Como todo lo que se hace con la
movilización social, no viene solo.
Para el establecimiento de
esta Misión se encadenaron decisiones y convicciones políticas dentro y fuera
de Venezuela (por ejemplo, Cuba que aportó 14 mil médicos y su experiencia
internacional en asistencia primaria). Una de las convicciones decisivas fue la
de los barrios obreros y pobres que sostuvieron el programa en todos los
sentidos, no sólo yendo a curarse, también ejerciendo la defensa de los módulos
y sus clínicos. Esto constituyó una movilización social y una batalla
ideológica.
Sus efectos positivos
están impactando en forma inmediata sobre todos los segmentos de la población,
en esa perspectiva su acción tiene alcance territorial. Ha servido para ayudar
a sostener la estabilidad etaria, el equilibrio sanitario ambiental (relación
individuo - ciudad - naturaleza), la reducción en las tasas de morbilidad y
mortalidad, la estabilidad en el empleo productivo y el estado de felicidad
individual y social. Como programa social en pleno desarrollo, vive atrapado en
la dialéctica del impacto de lo nuevo, que por eso mismo es frágil, bajo el
peso muerto de lo rancio.
En la década del 2000, el
gobierno venezolano introdujo una red de centros de salud, clínicas populares y
ambulatorios como parte de la Misión Barrio Adentro, que incluye Centros
Diagnósticos integrales (CDI), Salas de Rehabilitación integral (SRI) y Centros
de alta tecnología (CAT).
Los hospitales y clínicas
privadas, así como la cualificación de su personal sanitario, son comparables a
los estándares occidentales; aunque son costosos para la mayoría de la
población.
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