jueves, 14 de julio de 2016

La Soberanía y la Independencia Tecnológica

Parece que recientemente la búsqueda por debatir acerca de la soberanía tecnológica ha cobrado interés en algunas listas de distribución electrónica sobre temas de software libre que he podido ver, así como también el debate técnico siempre inacabado sobre el software libre y si una distribución X ó Y de Linux es o no 100% libre al posibilitar a sus usuarios que descarguen software privativo, aunque esto sea sólo una condición de posibilidad en algunos casos. En especial, esto último parece presentarse de un modo casi cíclico y como respuesta aposiciones emanadas desde la Free Software Fundation o alguno de sus representantes frente a la decisión de distribuciones como Debian y Ubuntu de incluir en sus repositorios acceso a software no-libre, aunque su software core sí lo sea.

Volviendo al tema de la soberanía tecnológica, aunque pareciera a veces estar acaparado en dedicación por referencias al software libre, es importante entender que va mucho más allá de consideraciones, por demás válidas sobre los distintos sistemas operativos y el software libre. Si es improcedente limitarla a lo técnico, la definición de la soberanía tecnológica no puede hacerse tampoco desde una óptica exclusivamente económica o derivadas de opiniones sobre los distintos bloqueos económicos que ocurren en el planeta. Pero esto último buscaré explicarlo mejor.

La búsqueda de la soberanía tecnológica, puede debe entenderse desde varios puntos de vista. Por ejemplo, definida en términos de posibilidad de construcción local de decisiones y de autogestión sobre temas tecnológicos, y en una época signada por el uso indiscriminado, irreflexivo y casi exclusivamente instrumentalista de la tecnología y lo tecnológico, justo esto último: lo tecnológico (el hecho tecnológico) no puede abstraerse de la también necesaria reflexión sobre los por qué, los para qué y los cómo de la tecnología y su sentido en nuestra construcción social.

Hoy día, el desarrollo tecnológico es una realidad en el país, vinculado a un elemento importante que se beneficia, participa y apropia de los conocimientos: el pueblo. La política de Estado en materia tecnológica está estrechamente ligada al Poder Popular, y a la necesidad de dar acceso a oportunidades que en otras épocas estaban disponibles para un grupo reducido. "Desde el punto de vista de las tecnologías para la gente, yo pienso que el país debe tener sus infraestructuras de investigación, de desarrollo, que generen esos productos que está requiriendo nuestra sociedad, el enfoque que le damos nosotros desde el marco de un Gobierno socialista, por supuesto, es generar la tecnología que la gente requiere y no lo que se necesita para una comercialización.

La soberanía va muy ligada a la independencia tecnológica también, y allí hay un trabajo bastante grande que viene impulsando el Gobierno revolucionario, específicamente a través del Ministerio del Poder Popular para Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias (MCTI)", señala el Presidente del Cendit. El MCTI en conjunto con sus entes adscritos ejecuta una ardua labor dedicada a lograr la plena soberanía tecnológica.

Venezuela dejó de ser un simple depósito de tecnologías foráneas, hoy somos capaces de investigar, desarrollar y producir, gracias también a la ayuda de países aliados que nos han ofrecido más que la venta de un artefacto, nos han transferido conocimiento que, unido al talento local, ha dado frutos y se prevé que genere aún más, en pro de la definitiva independencia tecnológica.





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